He sufrido algunas bajas sobre todo el batallon del ego pero esos soldados siempre han sido unos inutiles. Donde me duelen mas las bajs es en el comando elite de la confianza que hace un mes sufrio un atentado terrorista por parte de los celos.
Seguire informando desde un bunquer secreto.
sábado, 27 de septiembre de 2008
lunes, 8 de septiembre de 2008
LA NOVELA QUE NO QUIERE SER ESCRITA
Extracto:
¿Hace cuanto que no saliamos, Liliana? habíamos hecho el amor por la tarde sobre tu sillón azúl y tus palabras me elevaban en una nube turqueza en un cielo contrariamente blanco. ¿Quien no volaría si le dijeras que ha sido el mejor amante de tu vida? Yo no tenía motivo para quedarme anclado en el suelo. Despues el cine y la película que a fuerza de sobresaltos te hizo caer en mis brazos para rozarnos incansablemente los labios, mientras deportivamente nuestras lenguas combatían por una supremacía absolutamente ridícula e innesesaria, cobijados por el negro suave y entrecortado de una sala de cine semivacía. Ese día que terminaba, no habíamos bebido otro liquido que no fuera cerveza, para tu beneplacito y extrañeza. El final tenía que ser en un Bar, entre cacahuates y mas cebada. Nunca te había regalado una rosa, no así, sin motivo, sin verguenza y con toda la mala intención de dormir en tu cama. Mientras tu te mantuviste sin esfuerzo en el catalogo de mujer dura. Me besaste largamente mientras colocabas la rosa en una botella de cerveza que aún no estaba vacía. ¿Quien de los dos será la rosa en la cerveza?
¿Hace cuanto que no saliamos, Liliana? habíamos hecho el amor por la tarde sobre tu sillón azúl y tus palabras me elevaban en una nube turqueza en un cielo contrariamente blanco. ¿Quien no volaría si le dijeras que ha sido el mejor amante de tu vida? Yo no tenía motivo para quedarme anclado en el suelo. Despues el cine y la película que a fuerza de sobresaltos te hizo caer en mis brazos para rozarnos incansablemente los labios, mientras deportivamente nuestras lenguas combatían por una supremacía absolutamente ridícula e innesesaria, cobijados por el negro suave y entrecortado de una sala de cine semivacía. Ese día que terminaba, no habíamos bebido otro liquido que no fuera cerveza, para tu beneplacito y extrañeza. El final tenía que ser en un Bar, entre cacahuates y mas cebada. Nunca te había regalado una rosa, no así, sin motivo, sin verguenza y con toda la mala intención de dormir en tu cama. Mientras tu te mantuviste sin esfuerzo en el catalogo de mujer dura. Me besaste largamente mientras colocabas la rosa en una botella de cerveza que aún no estaba vacía. ¿Quien de los dos será la rosa en la cerveza?
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