jueves, 16 de septiembre de 2010

Amores cosmopolitas 4 (final)


Involuntariamente hiciste todo bien, segun el arte de la seducción. El cuerpo desnudo en tu cama te lo confirma. Como todo un cliche enciendes un cigarrillo despues del sexo. Ella se levanta y camina hacia ti te abraza con fuerza y te pregunta si pudiste sentir que ella lo disfruto. "Sí" respondes imperterrito y lacónico. Ella toma su vestido y se dirige a tu baño tropezando con tu maleta de viaje. Reprimes la risa y ella de alguna manera magica lo nota y advierte. "No te burles eh".

Cuando sale humeda de la ducha se viste rapidamente. Te mira y pregunta: ¿Sabes que no nos podemos ver mas?
Tu la miras fijamente y asientes tratando de venderle la idea de que no te afecta mas de lo posible.

Voy a extrañar nuestras charlas-continu hablando- pero sabes que es lo mejor para los dos.

Terminaste la noche solo en Queens, contemplando el iluminado cielo neoyorquino. No esperaste hasta la mañana siguiente para contactar a tu amigo el fotografo de la agencia para tratar de olvidar la reciente ausencia, la siguiente noche en un bar de la 47.

Pero... a donde ha volado tu mente, si al principio de estos recuerdos estabas reflexionando todo lo que ha cambiado tu vida. No mas Queens, no mas taxis, no mas noches de charlas. Y piensas que quizas esta historía no te hubiese dolido tanto de no haber sido porque aquella modelo y aquel hombre que eras tu, no cumplieron el aucuerdo de no verse mas y le siguieron varias noches de pasion siempre con finales tristes. Con despedidas permanentes. Nunca era la última vez... hasta que lo fué.

Hoy recibiste en tu oficina dos pases para un coktel. Sabes que ella estara alla. la cita decia a las 10... Son las tres de la mañan. Te sorprendes a ti mismo en el balcon de tu apartamento con un Coñac en la mano derecha una media sonrisa en tu cara y los boleos caducados en tu mesa de centro.

Piensas y lo haces de manera correcta que ese rostro de las revistas ya no te duele mas. Que ya no agachas la cabeza cuando pasas por el espectacular cerca de Central Park. que ya no tienes deseo de golpear a aquel empleado del alcalde. An fin y al cabo solo fue uno mas, uno mas de miles de Amores Cosmopilitas.

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